El Ciclón y El Globo mostraron poco y nada en la cancha; lo mejor estuvo de las líneas hacia afuera con el lleno de la gente.
Hasta los 22’ del PT no pasó nada. Se midieron, se estudiaron, pero apenas un par de centros llovidos. Sin embargo, desde ese minuto San Lorenzo metió una seguidilla de llegadas, que fueron tres: centro de Cerutti a Peruzzi que pateó en el área casi cayéndose, el tiro bajo de Cerutti que tapó Díaz y el tiro libre de Centurión. Mismo una buena sesión de Martegani a Cerutti que se diluyó por el centro llovido. En el medio la jugada de Cóccaro con Gattoni que desde el palco de prensa pareció penal.
Pero fue desde la mitad del primer tiempo que San Lorenzo empezó a imponer condiciones en el partido. Antes, gente enardecida con las demoras del arquero visitante, alguna sanción discutible de Merlos y no mucho más. Centurión pidiendo la pelota siempre, eso sí. Quedó tiempo para el señor caño de Centurión, la de Centu a Martegani que no se pudo acomodar y antes dos de arriba que no pudieron bajar Zapata ni Centurión. Y a Cerutti, de buena primera mitad, le jugó una mala pasada el físico. Por último, las participaciones de Martegani siempre fueron claras.
A los 14 de la segunda parte fue la gente que levantó a un San Lorenzo pasivo. Queda claro que el equipo de Troglio no tiene la orden de presionar o asfixiar a los rivales, ni siquiera de local o ante el clásico rival. Huracán manejó la pelota hasta entonces. Y cuando Martegani robó una pelota y lo puso a Centurión de cara al gol, volvió el equipo al partido.
Los minutos 38, 39 y 41 fueron los únicos momentos en que Huracán generó algo de peligro: el tumulto a la salida del corner, un centro que cruzó todo el área chica y el mano a mano que cerró Torrico.
San Lorenzo sufre poco, pero genera también muy poco. Martegani fue el más determinante del equipo y con Centurión parecen los únicos que pueden generar algo que sus compañeros no.
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