Hubo 4 situaciones puntuales de juego en el partido de ayer que definieron la suerte del resultado en el Bidegain.
La foto de portada es el momento exacto en que San Lorenzo empieza a despilfarrar un 2-0 a favor que hacía mucho tiempo no tenía a disposición. Culpas compartidas pero más responsabilidad de Torrico, claro está. La pelota voló muy alto tras el cabezazo inicial y ningún jugador de San Lorenzo atinó a ir al rebote (hoy segunda jugada). Si hubo mano u offside, los propios dan lugar, error no forzado.

La segunda jugada que es un fallido casi igual de grave es el mano a mano que pierde Centurión, tras buena combinación con Bareiro, muy cómodo frente a De Olivera. Era 3-1 y se acababa la historia. Van varias que desperdicia Ricardo en momentos clave (Defensa y Huracán). La tercera es responsabilidad de Cerutti en una contra que quedaban cuatro del Ciclón contra dos Calamares y falló el pase.
Ninguna de las dos invalida que Cerutti hizo un muy buen partido y que Centurión fue el único sobreviviente post cambios al que la pelota no le quemó y siguió intentando ir para adelante o meter una pelota al espacio. Tampoco que Torrico tapó antes y después del empate tres pelotazos de riesgo: Delgadillo en el primer tiempo y una doble a Mansilla que era el 2-3.
En la que también tiene responsabilidad el Cóndor es en el empate, lamentablemente, porque se tira para el otro lado y descubre el primer palo en un pie a mano sin tanto ángulo para el atacante. Y cuidado que en la gestación de la jugada Flores se cruza en una persecución y libera el espacio al que meten la pelota entre un Zapata demorado y la espalda de Elías.

Cuando venís de capa caída no se puede perdonar tanto porque es seguro que en algún momento los errores habituales dicen presente. Y mismo previo al 1-2, Gordillo tuvo el 3-0 y se demoró buscando posición de remate. Se paga con puntos toda equivocación y San Lorenzo vive una actualidad de desconcierto generalizado en la cancha y afuera.
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