Tierra arrasada

La actualidad del club a horas de jugar el último clásico en 2024.

San Lorenzo es un polvorín, se sabe. Pero no tanto es lo que trasciende. Y lo que todos queremos sea Tierra Santa es, en realidad, lo que indica el título. Y ya lo dijo Bersuit, se viene el estallido. El final del torneo, la llegada de las vacaciones y la ausencia de actividad parecen los únicos socios o aliados del presidente Moretti. Como siempre, el fútbol se lleva las luces de la calle Corrientes, pero lo que sucede con los deportes federados y las inferiores reviste la gravedad de un paciente en terapia intensiva (básquet, futsal, empleados del club). De primera mano, sabemos que en inferiores ya hasta escasean los elementos de trabajo para los chicos y los cuerpos técnicos.

En estas horas ya trascendió que los referentes del plantel le reclamaron nuevamente los sueldos atrasados al presidente y se conoció que Fydriszewski se niega a ir a las prácticas por una deuda. Asimismo, que los jugadores más grandes hicieron una colecta para darle plata a los jugadores más jóvenes. Es escandaloso. Pero no nos escandalizamos porque esto es nuevo en el fútbol, sino porque el mandamás del club apoyó toda su campaña en lo preparado que estaba para comandar el club y los inversores que traía consigo. En la semana hizo saber a los medios que la situación es de “pequeños atrasos” y parece una burla. En especial porque los antecedentes le juegan en contra: caso Reali con Independiente Rivadavia y también el hecho de haber formado parte de la comisión directiva pasada, en orden a que nada le puede resultar tan sorprendente.

El club está en carne viva, se ve y se siente. El clima de los partidos no está bueno, los resultados no acompañan, Russo presiona por los refuerzos (lógicamente) y esto no parece tener soluciones inmediatas, o baratas, o creativas. Da bronca y entristece, echaron a Insúa y no tenían a quién traer, este mismísimo año San Lorenzo jugó octavos de final de Libertadores y en la actualidad ya no tiene, casi, chances matemáticas de ingresar a la más modesta Sudamericana. Esta noche vaya uno a saber qué nos depara el partido con River, pero por todo lo antedicho, el futuro inmediato parece muy sombrío. Ojalá tengamos que reírnos de este editorial en un par de meses, no parecería ser el caso.