San Lorenzo no pudo romper el cero con Cerro y ahora tendrá que ir a buscar la clasificación de visitante.
Es lógico que Pizzi pidiera paciencia en las declaraciones previas al partido: es tan innegable como inconveniente que San Lorenzo se esté rearmando en mitad de una competencia, pero es la realidad. Y atento esas variables, raro hubiera sido que anoche viésemos algo deslumbrante.
Sin embargo, a mi modo de ver, lo ofrecido por el equipo quedó muy lejos de un ideal o algo seductor. Torrico salvó al equipo al principio y final del primer tiempo y la única aproximación favorable fue la incursión de Menossi con buen remate posterior.
En el segundo tiempo fue el imponderable del VAR lo que ayudó a arrinconar un poco a Cerro sobre Carrizo, pero sólo en dos ocasiones hubo cierta profundidad: centro rasante de Salazar para Fértoli y la triangulación Barrios-Reniero-Bareiro que el paraguayo diluyó con un rodeo. Un remate de Belluschi, otro de Barrios y esa pelota que cruzó por abajo el área chica (centro de Pittón).

Cerutti jugó mal, Salazar terminó bien sólo una de todas las que fue, Poblete y Menossi jugaron más en campo propio que ajeno, Fértoli estuvo correcto y entonces Belluschi quedó como responsable exclusivo de la generación. A Bareiro se lo deglutieron los dos centrales y Coloccini-Senesi manejaron demasiado tiempo la pelota.
El alarido máximo que el partido le arrancó al público fue la salvada de Coloccini y eso es mal síntoma; máxime cuando San Lorenzo quedó regalado para una contra teniendo un jugador más que el rival.
Falta trabajo y tiempo, pero la sensación es que faltan jugadores que rompan el molde y puedan resolver sin depender del funcionamiento colectivo, que no se consigue de la noche a la mañana.