Hace 20 años San Lorenzo debería haber jugado su primera final internacional en el Gasómetro frente a Flamengo, pero el país se hundía en la anarquía y el partido se postergaba. Argentina, un diciembre caliente y en medio, el Ciclón buscaba conquistar América.
Estallido socia, estado de sitio, cacerolazo, el corralito, las marchas. Dentro de ese contexto , San Lorenzo debía jugar su primera final internacional. Hace veinte años, un 20 de diciembre el Ciclón del chileno Manuel Pellegrini tenía que enfrentar a Flamengo por el partido de vuelta de la Copa Mercosur, pero eso no pasó.
La situación socioeconómica del país se venia desvirtuando día a día, pero Boedo estaba sumergido en una burbuja. Claro, el equipo venía de ser campeón en la primera etapa del año y seis meses más parte, jugaba una final sudamericana contra uno de los clubes mas importantes del continente. El partido de ida había dejado un optimismo superador, fue empate 0 a 0 y las cuatro mil almas azulgrana presentes en el Maracá, querían jugar ya mismo la revancha.
En la city porteña había sed e revancha, pero otra índole. La gente quería lo suyo. Comenzado el mes de diciembre se conoció el famoso corralito, donde sólo dejaban sustraer de los cajeros hasta $250 por semana. Por supuesto que los valores y sueldos en ese entonces eran otros, pero las medidas y decretos, llevaron a la locura colectiva de las clases sociales en argentina, o casi todas. En medio, Manuel Pellegrini trataba de diagramar el equipo que jugaría el duelo frente al Flamengo el 20 de diciembre de 2001.Un día antes, De La Rua ( Presidente de la Nación) decretaba el Estado de Sitio) .
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En la Concentración azulgrana, todo era desconcierto e incertidumbre, ya que Conmebol no confirmaba que sucedería y como nos tenia acostumbrados, para ellos, el show debía continuar. En el conurbano y el interior del país, la anarquía se apoderaba de las calles y cualquier comercio, grande o chico, era blanco fácil para apropiarse de toda su mercadería. No se salvaron ni los arbolitos de navidad. Una postal difícil de olvidar; llantos, saqueo, represión. En medio, un purrete de 12 años esperaba ver a Saja plantarse a los brasileros, como lo habían hecho en Rio, ante 90 mil torcedores .
La plaza de mayo, las madres, cacerolas vacías y un decreto que no se cumplió, no se quiso cumplir. Las fuerzas de seguridad cumplieron ordenes, ( no saben hacer otra cosa) y se llevaron casi 40 vidas ese día. Por supuesto, la final entre San Lorenzo y Flamengo, fue postergada.
Finalmente el encuentro se paso para el 24 de enero del 2002. Con los ánimos más calmados y luego del desfile de cinco presidentes en una semana, varias monedas nuevas en circulación y la imagen de helicóptero todavía guardada en la memoria, San Lorenzo y Flamengo, jugaron el partido de vuelta. El resto, es historia conocida. Sebastián alzó sus alas, Capria fusilaba el arco que da a Varela y fuimos campeones. Ah, el país siguió adelante, gracias a su gente.