San Lorenzo le ganó a Racing a domicilio, con autoridad y justicia; de este modo, rompió un par de rachas y suma tranquilidad.
Imagino el desayuno del técnico hoy: total serenidad, con niveles altos de alegría y satisfacción. La doble victoria y el funcionamiento que ayer mostró el equipo son, me animo a decir, lo mejor que le pasó a San Lorenzo en el año (al menos en lo futbolístico), teniendo en cuenta que los últimos 6 puntos en fila los firmó Paolo Montero. Y si le agregamos los años que hacía que no ganábamos en Avellaneda y el invicto que ostentaba Racing, quedan todas las dudas disipadas. El partido defensivamente casi no tuvo fisuras y la llave que resultó el cambio de Vombergar por Barrios fueron lo mejor de ayer.

La idea que de a poco, con el trabajo y la paciencia que siempre subraya el DT, le imprime Insúa a sus dirigidos ya tiene una forma en la cancha, identifica apellidos y gana en confianza. La misma que citó el esloveno en los micrófonos, la misma que dejó ver en cada una de sus intervenciones (cabezazo para Méndez, pase gol a Bareiro y definición exquisita en el gol). Pero el parado del equipo tiene versatilidad, porque Elías (partidazo) juega en el lateral o de doble cinco, porque Luján entra por Giay y cumple, porque Vombergar entra por Perrito Barrios, con características bien distintas y le aporta otro matiz al equipo, porque Maroni se anima a tenerla y administrar tiempos (aun cuando falló en las definiciones). Pero en este escueto párrafo, son muchos los jugadores nombrados y revisemos que a Barrios y Elías los recuperó el DT, a Giay le dio continuidad, a Luján lo pone en el momento caliente del partido y que a Maroni-Vombergar los encontraron con lupa y los van llevando a baño María. Aciertos varios y laburo.
El partido de Méndez fue tan bueno que le pelea la figura a otro que lo definió y metió dos pases gol. O sea, claramente su mejor presentación hasta acá y ratificación del buen ojo de los que lo propusieron y buscaron. Zapata también sacó todas, menos una, de arriba y a espaldas de los otros dos centrales. Bareiro se fajó, forzó amarillas, definió como pedía la jugada y lo sacó a Sigali, otro de gran partido. Y se siguen sumando jugadores a la lista de altos rendimientos.

Y entre tostadas, Insúa ya tuvo que imaginar el sábado con Central, con una cancha que va a explotar, para ratificar lo hecho, para sostener esos espíritus altos y seguir con los objetivos claros: sumar y proyectar un 2023 con juveniles de la casa que ya tengan más partidos en el lomo. Qué triunfo, Gallego, qué partidazo… pero que nadie se maree. Hay que seguir con la misma receta de laburo y compromiso.