San Lorenzo se juega el año en los próximos diez días. Pasado el clásico frente Huracán y un nefasto empate carente de análisis, el Ciclón siguió entrenando en Ciudad Deportiva sabiendo que lo importante está por llegar. Sabido es que CASLA entró por la ventana a la Copa, pero deportivamente es lo más importante que tiene el club en materia de competencia.
Para variar, a San Lorenzo le toco bailar con la fea, aunque cualquier equipo es sinónimo de dificultar, dado que el equipo (cualquiera que ponga el DT) no funciona, o por lo menos no estaría sirviendo para ganar los partidos. Boedo hace tres partidos que no consigue tres puntos, con dos derrotas y un empate. Ahora bien, volviendo a la Libertadores, no desmembramos ningún secreto al decir que no importa cómo, al menos hay que rescatar un punto de Chile. Porque la Copa se juega, se gana como se pueda y si no se puede alcanzar la victoria, se empata. Un tal Patón Bauza no lo enseñó así y lo adoptamos como doctrina. Alegrías nos dio.
Finalmente será Diego Dabove quien se recupere de los cachetazos sufridos en las últimas semanas. Queda claro que no se casa con ningún jugador ni esquema, pero falta ese resultado favorable que dé tranquilidad para seguir trabajando. Será este miércoles en Santiago, la primera prueba de fuego para el entrenador y más los jugadores. En medio, un anecdótico Banfield el siguiente domingo y el miércoles 17, el partido de vuelta en el Gasómetro. Con la esperanza de saber que en algún momento volverán esas gloriosas noches de Libertadores y seguir soñando que el público azulgrana pueda volver a las canchas. Soñar no cuesta nada.