Ganó otra vez San Lorenzo y, al menos, despidió el año con tres puntos en casa ante 20 o 25 mil personas. Igual mantuvo ciertos vicios.
Se acabó. Listo. Que vengan las fiestas, las vacaciones y el laburo de los dirigentes. Monarriz, Di Leo y los chicos que pusieron la cara mucho antes de lo lógico y en circunstancias muy adversas e incómodas, a descansar y estar conformes. A varios se les aflojó una tuerca y ahí está el récord de tarjetas rojas de San Lorenzo, absolutamente desmedido, pero ya está. Los de más experiencia bastantes lesiones ostentaron y quizás sólo se pueda destacar a Torrico, Ortigoza y Zapata.

Pero entre tanta pálida, la lluvia llenó el vaso un poco, los bomberos hicieron su parte y la gente se llevó una última foto (quizás carnet, 4×4 en blanco y negro) feliz. Modesta, sufrida y a un precio exagerado: a falta de 6 minutos, con 2 jugadores más, sin saber si el equipo aguantaba el resultado. 3 puntos, 3 goles y se dio vuelta un resultado.

Hay que capitalizar y saludar el debut de todos los juveniles, que fueron varios. La muy grata aparición de Fernández Mercau, los goles de Sabella, el de Martegani, el muy buen partido ayer de Luján, el debut de Herrera más la entrada de Toro García y la titularidad última de Rosané. Construir a partir de ahí, porque son nuestros, juegan bien (algunos más que otros) y porque no hay un peso partido al medio.
Se vienen días de definición y decisiones de las que traen consecuencias. Otra elección de DT, que por más práctica que tengan (fueron innumerables en los últimos años) a los dirigentes les cuesta aprobar esa materia. Ahora le tirarán tierra a un manager, como para seguir alejándose de la zona en la que se definen los partidos y la salud del club. Días de café, rumores y bastante preocupación. Y de Palestino… vos sabés algo?
En fin, que venga 2022, nosotros seguiremos estando.