Son trascendentales los próximos partidos con Lanús y Huracán de cara al potencial ingreso a Sudamericana.
Yo no quiero ser pesimista pero veo a San Lorenzo partido tras partido y no me dan muchas alternativas. Sin ánimo de entrar en la chicana de que sin los Romero Bros la cosa despegaba porque habría paz en el vestuario, el equipo es una película repetida y aburrida. El director se llama Paolo Montero, no se lo ve taquillero y, perdón pero así lo observo, tiene finales parecidos a ese otro que encandiló con luces de Hollywood (Dabove) y fundió todas las categorías y estilos. El DT que salió nos dejó afuera de todas las competencias posibles y Montero va camino a lo mismo, con la única que le encomendaron.

Hay demasiados equipos y muy poco funcionamiento que permita ilusionarnos con meternos entren los numeritos amarillos que te ponen a competir en el continente en 2022. Pero, para ponerlo suspenso y drama, los próximos dos rivales son directos para, al menos, intentarlo. En su momento se pidió la salida de Dabove para ver de recalcular pero se empeñó la dirigencia en dejarlo ser hasta matar todos los objetivos. Al parecer, al igual que el DT que sigue armando el equipo de la misma forma que fracasa todas las fechas, la dirigencia va a repetir la receta de la última vez. Tiempo al tiempo, yo veo cada vez más cerca esa pared con la que siempre nos la pegamos.