San Lorenzo hoy tuvo el mejor partido desde que empezó el campeonato y no alcanzo. Claro, nos cruzamos con el River de Gallardo, un equipo al cual le tenes que meter el gol cada vez que podes. Sin embargo, tuvimos el mejor primer tiempo desde que llegó Troglio a Boedo. La cancha fue una fiesta, todos alentamos, y festejamos cuando llegó el penal. Acá llegó el primer error del técnico, no tener un pateador designado en cancha. Si Ortigoza está afuera, el mismo técnico es quien tiene que nombrar al responsable de ejecutar el tiro desde el punto penal. Pero no, Uvita Fernández se encaprichó, se peleó con Centurión y le tiro una macita a la pelota que atajó Armani. ¿Cómo vas a patear un penal despacio, a media altura y al medio? ¿Cuántos goles de penal tiene Fernández? Creo que cualquiera de nosotros pudo haber pateado mejor ese penal. Es inexplicable como un delantero que tiene 55 partidos y nueve goles sea considerado titular en este equipo. La defensa tuvo sus falencias, pero el mejor (lejos y sin mucho juego) fue Zapata. Y si, al lado de Flores que se comió un paseo con Barco y Palavecino o de Gattoni, no es muy complicado. Por otro lado, Gordillo se lo ve bastante tibio desde que sufrió aquella expulsión en la segunda fecha. Sin marca en el medio, siempre va a ser complicado.
En la segunda mitad todos esperamos los cambios, sin embargo, el técnico del Ciclón decidió salir con los mismos once y se demoró bastante en los cambios (el primero fue a los 60 minutos). A pesar de haber modificado la delantera, de probar con Blandi, Ortigoza y Cerutti, nunca pudimos generar juego, ni una triangulación. Centurión, intentó por todos lados jugó un partido a parte. La pisó, amagó y perdió más de las que generó. Pero con poco, fue el mejor de los 10 que estuvieron en campo.
Un párrafo aparte necesita Torrico, que fue (una vez más) fundamental para que la tarde del sábado no se haya convertido en una goleada por el conjunto de Nuñez. ¿Qué hubiese sido de hoy sin él? Algunos lo quieren jubilar, yo lo dejaría por el resto de la vida.
Pero antes de terminar, no me pudo olvidar de Espinoza, el arbitro que fue condicionando de a poco el partido. River nos reventó a patadas durante los 90 minutos. Sin embargo, el juez principal no se acordó de sacar alguna tarjeta. Y sobre el final, cuando teníamos el empate, no nos cobró un legitimo gol. Claro, Armani salió mal, se le tiro arriba a Blandi que estaba parado, dándole la espalda al arco rival y Espinoza, en su capricho de favorecer a la visita, anuló la jugada que terminó en gol.
San Lorenzo perdió, pero no jugó mal. Eso si, si no aprovechamos las pocas jugadas de gol que tenemos, no vamos a poder salir del fondo en el que estamos metidos.