No se ve el fondo

El Ciclón tuvo una oportunidad, la desaprovechó en los pies de Uvita y River hizo el resto: 1-0 que pudo ser bastante peor.

San Lorenzo hizo pie en el primer tiempo hasta donde pudo. Hasta pasados los veinte minutos el trámite era discutido, pero desde entonces el orden y la concentración empezaron a romperse. Y River empezó a imponer condiciones y llegar, pasar, desbordar… todo a la vez. Y llegó el momento Torrico de todos los partidos para sostener el cero un rato más. Antes y después, también los postes.

Pero, previo al gol de Paulo Diaz, San Lorenzo tuvo la mejor situación posible, o casi, de este deporte: penal a favor. Y en un club que es un caos, hasta la elección del pateador fue problemática; Centurión y Uva discutiendo para ejecutar, con Rojas mediando. Pésima ejecución y desazón general. Para peor, al rato River se puso en ventaja en lo que era estricta justicia y hasta una ventaja corta.

La segunda mitad volvió a mostrar un poco del inicio del partido, algo más parejo. Y hasta con San Lorenzo pisando bastante campo rival, pero sin profundidad; River, en cambio, forzando voladas de Torrico. Y la ventaja mínima lo tuvo a San Lorenzo en partido hasta el final, pero sin generar peligro en absoluto.

Entraron Blandi, Ortigoza, Barrios, Cerutti y Bareiro, por Uvita, Flores, Martegani, Mercau y Braida. River quedó con la defensa abierta y mano a mano en más de una ocasión, pero San Lorenzo nunca pudo aprovecharlo.

Cabeza gacha, por Ramiro Souto

Y quedó la nostalgia de la jugada del gol anulado, que bien se puede discutir un rato. Pero van cinco partidos, San Lorenzo sigue sin ganar y en tres de esos partidos no pudo convertir. Ahora hay que ir al Kempes y sacar fe de algún lugar, porque el presente de San Lorenzo es desolador.

En un laberinto