San Lorenzo necesita cambiar el chip, dar vuelta la página si es que quiere seguir peleando por clasificar en la Copa de la Liga. Frente a Huachipato quedó al desnudo la carencia de estado físico del plantel y aunque moleste, la falta de compromiso . Los errores y las pocas ideas, sumado a la lucha contra sus propios demonios. El conjunto dirigido por Diego Dabove esta inmerso en una ciclotimia que atenta contra los intereses comunes de todos los que conforman el club. Incluso el de los propios jugadores.
No basta con que jueguen los Romero, vuelva Torrico (dicho sea de paso, sin el Cóndor sería una catástrofe), salga el Torito Rodríguez o el técnico ponga los pibes. Yace un problema mayor ¿ Será confianza? ¿ Será cansancio? ¿O será un cumulo de cuestiones que exceden a lo futbolístico? Por lo pronto se viene River. Este equipo de Gallardo que se podría decir, es la antítesis de CASLA. Si, el técnico está desde 2014 al mando del primer equipo de Núñez y en Boedo tuvimos un desfile de entrenadores desde el Patón a la fecha. Por otra parte, en la actualidad de puntajes la diferencia en la zona 1 del torneo local, es solo de tres puntos ( SL 15/ CARP 18) .
La buena noticia es que San Lorenzo depende de si mismo para seguir en carrera para clasificar a la siguiente ronda. La mala noticia, es ese mismo aspecto. Vencer las propias limitaciones, superarlas y salir adelante es parte del futuro azulgrana. A su vez, el mismo compromiso que se pide a los jugadores y el cuerpo técnico para salir adelante, es proporcional al que necesitamos de la dirigencia. Ausentes sin aviso, nulos al menos durante los partidos, presentes en las redes sociales .
Por último pero no menos importante, al hincha, al socio no se le puede pedir más paciencia. Su amor por los colores no va a cambiar, pero si su humor. En épocas pandémicas al menos regalemos una sonrisa, dejar todo como política de Estado y que gane San Lorenzo, al menos intentarlo.