Empate con arcos cerrados en el sur: un tiempo para cada uno y varias cosas para observar de la primera prueba.
San Lorenzo no generó una sola jugada de gol en todo el primer tiempo, apenas fueron aproximaciones y pocas. Un par de remates de afuera de Mercau y nada más. Sólo una vez logró profundidad, con Rojas, pero cerró mal la jugada. Al Ciclón le costó sostener la pelota y elaborar, sumado a que el local cortó mucho con foul. Banfield lo arrinconó contra Torrico, sin tantas situaciones de riesgo, pero sí un par de ocasiones que forzaron revolcón o volada del 1. Lo mejor fue poder sostenerle la intensidad al joven Taladro y estar siempre a tiro de las marcas.
La segunda parte mostró a un San Lorenzo más aplomado y dominador, parado varios metros más adelante y con tenencia de pelota. De hecho a los 10 minutos ya tuvo dos situaciones de riesgo: la que no alcanzó Bareiro a centro de Gino y el gran remate de Mercau que Bologna mandó al corner.
Centurión un poco más hacia el centro para asociarse, Uvita más en el circuito y los cambios que aportaron aire con Martegani, Braida y Luján hicieron un mejor Ciclón. También entró Ortigoza y a poco estuvo de ponerle la pelota en la cabeza a Martegani, tras capturar un rebote.
Lo mejor fue ir de menor a mayor, terminar más cerca de ganarlo, mantener el cero y, lo más destacado para mí, la intensidad y concentración para las persecuciones. Tuvo una ráfaga en el final Banfield cuando entraron Dátolo, Palacios y Domingo.
Equipo en formación San Lorenzo (mismo la posición de Mercau es una novedad para él), al que le tocó un rival bravo por juventud y despliegue: lo pudo sostener (bien la dupla central, más Torrico -siempre-), pero le terminó ganando trámite y campo. A seguir sumando prácticas y minutos los apellidos nuevos. No queda otra que agregar trabajo.
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