El corner de tu vida, San Lorenzo Campeón en Rosario

«Por eso quiero que vayan 25 o 30 mil personas, con alegría, en familia, a Rosario y si se da se da, y si no mala suerte», el Bambino arengó en la semana. Pero si de algo sabe este pueblo es de mala suerte o mejor dicho de saber que las cosas llegan pero son son fáciles. La ruta nueve en pleno invierno era imposible. El éxodo masivo ¿ Escapando? No, en este caso se trataba de otra gesta, algo distinto, algo que será recordado por los siglos .

La manga se infla, no cabe un alfiler. Todos amigos, un estadio lleno de punta a punta de amigos con diferentes colores de camisetas. Hermosa época para viajar a Rosario. Llegabas con desventaja, arriba en la cima de la tabla de posiciones estaba el Lobo que jugaba de local. Un extraño caso ese Gimnasia, pero poco nos importaba porque en CASLA teníamos un partido de fútbol por jugar. Si, los jugadores en la cancha y nosotros del otro lado del alambrado, del otro lado de la pantalla mirando a Macaya a pantalla partida. 
Pero los minutos corrían, en Arroyito y en La Plata, nada estaba dicho. Pegados al Paraná llovían los centros al Pampa Biaggio, le cascoteban el arco, como se suele decir en el potrero. » Hoy se puso las manos este», grita un cuarentón en la platea y claro,  Abbondanzieri sacaba todo, era el único del estadio que no quería que San Lorenzo gane esa noche.
Hubo un penal a nuestro favor y se gritó como gol, pero no, había que sufrir para después amar. Si, sufrir más. Netto la mando a estratosfera y todo seguía en parda entre Canallas y Cuervos,( Cuenta la leyenda que en Buenos Aires, un chiquito de nueve años casi le parte un palo en la cabeza a la hermana en un momento de locura),  Lussenhoff que la sacaba en la línea y el grito sagrado quedaba trunco, ahí, en la punta de la lengua, pero nada, sigue el empate. 
Explotaron los cuatro costados del Gigante. Mazzoni  (siempre estará en nuestro corazón) a la carrera convertía para Independiente y le ganaba a GELP 1 a 0, pero todavía quedaba ganar, como sea pero ganar, por si las moscas había que asegurar.
Así fue como entre bengalas, serpentinas llego ese córner, ese bendito tiro de esquina y la duda del pato que no salió a cortar el centro . Remate de Silas, el brasilero de Boedo más querido del mundo, la acarició como estaba acostumbrado y la puso en la cabeza del Gallego González. Miró al cielo como todos y corrió cual mascota de departamento que llega a  una plaza.
Era la pelota, fue su año, fue el jugador, fue San Lorenzo Campeón clausura 1995 y el desenfreno  de la multitud que termino el partido cuando supo que era hora de festejar, después muchos años había que dar la vuelta, gracias a ese bendito córner de tu vida que paso a ser la de todo San Lorenzo.
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Fotos: Ramiro Souto/ Instagram: @Sanlorenzoquerido